
Déjame contar un cuento, en el que mi princesa me pierde por bosques centenarios, puentes de piedra y rincones encantados. Donde comparte viajes conmigo a altas montañas e inmensos lagos, donde sueña conmigo abrazada en camas estrechas y busca besos en una espalda que me parece infinita. Déjame que te cuente como ha sido de bonito el verano, viajando juntos a ciudades reales, donde te quería regalar todos los palacios posibles, y donde el agua nos mojaba abrazados en parques de ciudad, y donde no había lugar para la tristeza. Un cuento que se ha desarrollado en verano y que ha tenido por protagonistas unos besos, unos abrazos, dos amantes que paseaban por la orilla de un río que sabe y confía en nuestro amor. Ha sido una realidad regalada, un sueño marcado por lunas llenas en las que el príncipe sigue echando de menos a la princesa, y la busca eternamente hasta que llega a su cuerpo, a su cama, a sus brazos, a sus manos mágicas e interminables. Déjame que el cuento lo acabe en ti, como todas las cosas bonitas que ya me has regalado durante este verano. No veo la hora de verte, ti amo...
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